La comunidad CERS de La Romana, Primero agradecemos a Dios padre por permitirnos la oportunidad de utilizar este medio para nuestra evangelización, al Padre Luis Butera por haber puesto la plataforma para que hoy podamos recorrer este camino en nuestras vida. a todos nuestros seguidores y hermanos con los cuales compartimos por la red. Con la oración , con fuerza y voluntad de perseverancia en la misión decimos.
Adultos Jóvenes y Niños, que al haber tenido la experiencia de la palabra de Dios, nos hemos comprometido para llevar el mensaje a nuestros hermanos, utilizando todos los medios disponibles, hoy queremos compartir esta experiencia contigo.
No se trata de hacernos presente por un afán de modernidad. La razón reside, en la urgencia de llevar el mensaje de Dios por todos los medios, y así cumpliendo con nuestro ministerio en el mundo actual, debemos cooperar para que los medios, se usen adecuadamente, y que mejor forma que poniéndolo al servicio de la palabra. Los Hombres de hoy están necesitado de Dios, y en un mundo tan comunicado, debemos aprovechar con alegría y gozo las posibilidades que brindan estos medios de acercar y llevar un mensaje edificante, cuando son utilizado desde la verdad que nos comprometimos a difundir y que da sentido a nuestra vida.
¿CÓMO LLEGÓ LA BIBLIA QUE AHORA TENEMOS?
LA BIBLIA NO CAYÓ DEL CIELO
padremodestomsp@gmail.com
La Biblia no es un libro, son muchos.
La palabra Biblia viene del griego y significa «libros». El mismo significado nos dice que no se trata de un solo libro, sino de un conjunto de libros, es decir la Biblia contiene 73 libros. Por cierto, si tienes una Biblia con menos de 73 libros, no es católica, es protestante. Al final te mencionamos porque tienen menos libros. Como dato curioso te comento que según la tradición en el siglo primero de nuestra era, el papa San Clemente Romano, fue la primera persona en llamar al conjunto de libros sagrados la "Ta Biblia", es decir, "La Santa Biblia" o "Sagradas Escrituras"
La Biblia se divide en dos partes, el Antiguo Testamento y el Nuevo testamento. 46 libros pertenecen al Antiguo y 27 al Nuevo. La Biblia fue escrita originalmente en hebreo, arameo y griego.
¿Quien escribió la Biblia?
La composición del A.T. empezó alrededor del año 1000 a.C. y se terminó alrededor del año 50 a.C. El N.T. se empezó a escribir alrededor del año 50 d.C. y se terminó el año 100 o 150 d.C. de tal manera que para escribir la Biblia como la tenemos ahora, duraron alrededor de 1150 años.
La Biblia, aunque es palabra de Dios, fue puesta por escrito por autores humanos, que usaron todas sus facultades y cualidades para escribir la Santa Biblia bajo la inspiración del Espíritu Santo. A estos escritores humanos les llamamos HAGIOGRAFOS o Escritores Sagrados.
La Biblia contiene poesía en forma de himnos y cantos varios, así como declaraciones proféticas. También hay en ella narraciones de sucesos históricos y relatos que sirven de comparación o ejemplo, estos son llamados parábolas. Hay igualmente conjuntos de leyes para la vida pública y privada, especialmente para el culto y para la instrucción moral y religiosa. Contiene también proverbios, dichos sabios y consejos prácticos.
En el Nuevo Testamento específicamente hallamos, cartas escritas a iglesias, grupos e individuos así como algunos sucesos de la vida de Jesús desde antes de su nacimiento hasta el momento en que sube al Cielo. También algunos acontecimientos o testimonios de los que anunciaron el mensaje del Maestro. Todos estos escritos inspirados por el Espíritu Santo.
¿Qué es la inspiración bíblica?
Inspiración bíblica quiere decir que todos los libros de la Biblia fueron escritos bajo el directo influjo y asistencia del Espíritu Santo. Por eso la Biblia tiene como autor al mismo Dios.
Podemos decir, entonces, que la Biblia tiene dos autores: el autor principal es el Espíritu Santo, y los autores secundarios son los hombres de quienes Dios se sirvió para escribir la Biblia.
Nuestro Señor Jesucristo no escribió ningún libro. Los 27 libros del Nuevo Testamento fueron escritos casi todos por sus Apóstoles y por otros discípulos de ellos.
¿Cuál es la Biblia Septuaginta y la Vulgata?
Es obligatorio decir que la Biblia que tomaron los primeros cristianos estaba escrita en griego, esto porque ya el antiguo testamento lo habían traducido los 70 ancianos de Alejandría entre el año 250 y 105 antes de Cristo y fue conocida como Biblia «de los Setenta» o la septuaginta. El Nuevo testamento se escribió en su totalidad en ese mismo idioma. Pero a finales del siglo IV, el Papa Dámaso ordenó a San Jerónimo hacer una versión latina teniendo presente la septuaginta. Esta versión en latín se impuso definitivamente en el siglo VII. Y se denominó "Vulgata" porque la intención de la obra era "vulgarizarla". Ojo. No se entienda mal esta expresión, lo que pasa es que en latín la palabra “vulgo” se utiliza para referirse a la gente popular. Siendo así vulgarizarla quiere decir volverla popular.
Diferencia entre la Biblia de los protestantes y los católicos.
La Biblia católica de la protestante se diferencia en la cantidad de libros. A la protestante le quitaron: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, Macabeos 1 y 2 y algunos fragmentos de Ester y de Daniel. Todos estos del Antiguo Testamento. A estos libros que ellos no aceptaron les llamamos Deuterocanónicos porque fueron incluidos en el Canon Alejandrino. Acuérdese que este canon es la lista de libros de la Biblia en hebreo traducidos al griego por los «70 sabios» de Alejandría.
Declaración final sobre los libros de la Biblia.
Antes que el Concilio de Trento fijara definitivamente el número de los libros de la Biblia que tenemos ahora los católicos, éstos ya habían sido aprobados por los concilios de Hipona en el 393 y Cartago en el 397. También los Papas Inocencio en el 401, Gelasio y Dámaso habían aprobado su uso. Y el concilio de Florencia en el 1431 había fijado el mismo número de libros. Y fue hasta el año 1546 en el concilio de Trento cuando se definió finalmente. Todo esto se tuvo que aclarar porque, acuérdese usted que en estos años se salió Martín Lutero de la Iglesia católica y comenzó a decir que a la Biblia de los católicos le sobraban libros, y que esos libros que le sobraban no eran inspirados por Dios. Con el tiempo esta idea de Lutero ha ido cambiando entre sus seguidores, y ahora hay más apertura y aceptabilidad a estos libros.
Con este pequeño resumen les queremos decir que la Biblia no cayó del Cielo, sino que Dios la fue formando poco a poco inspirando a hombres santos para que la escribieran.
Si tienes algún comentario búscame en las redes sociales. Mi nombre es Modesto Lule, soy sacerdote misionero del Instituto Servidores de la Palabra.
Uno de los males de nuestro tiempo es la
deformación de la personalidad por la irracional necedad que se identifica con
ignorancia, cerrazón e incapacidad de adaptarse a la verdad; el necio jamás
reconoce un error, se cierra, busca dominar, tener siempre la razón y es
altamente criticón: nada le parece bien hecho, en todo halla defecto y mala
intención; buscan más explicaciones de las que puede comprende se adelanta a
los hechos y prejuicia las situaciones. La actitud del necio es una forma de
canalizar miedo y frustración; es un mecanismo de defensa que tiene su raíz en
la incapacidad de controlar las emociones. La necedad se equipara a la
estulticia, estupidez. Aunque suena agresivo hay que decir que es una forma de
nublar la vista de la inteligencia por orgullo, soberbia o conveniencia. Todos
en algún momento somos necios, pero lo somos más frecuentemente en la infancia,
cuando la madurez cerebral y de las emociones todavía no se alcanza. En ese
periodo es fundamental el estimulo y la persuasión de la gente más cercana y a
la que más amamos y entendemos como un bien para nosotros. Cuando la necedad se
convierte en algo frecuente entonces se habla de inmadurez o regresión al
estado infantil; en ambos casos es un trastorno en la conducta. Ahora bien,
dialogar para insistir, defender y proponer nuestros mejores argumentos no debe
confundirse con la necedad, sin embargo es importante que nos manifestemos
asertivamente es decir: expresar convicciones y defiende sus derechos, buscando
persuadir y no imponer; exponer ideas de modo consciente, congruente, claro,
directo y equilibrado, actuando desde un estado interior de autoconfianza sin
ansiedad, culpa o rabia. Una persona se comunica asertivamente cuando no teme
decir lo que piensa ni trata de influir en los otros, sino que lo hace de tal
forma que respeta los límites personales de los otros; defiende y se defiende
sin reproches hablando en primera persona: yo pienso, a mí no me parece, yo
creí, me sentí mal… Una persona asertiva es además prudente sabe cuando no es
aconsejable defender los propios derechos; el momento en el cual no se corre el
riesgo de agresión física y sin violentar a quien piensa diferente. Encontrar
el momento adecuado para decir las cosas es también una habilidad. La
asertividad es una actitud intermedia o neutra entre una actitud pasiva o
inhibida y otra actitud agresiva frente a otras personas, que además de
reflejarse en el lenguaje hablado –habilidad para la comunicación- y en el
lenguaje no verbal, como en la postura corporal, en los ademanes o gestos del
cuerpo, en la expresión facial, y en la voz. Una persona asertiva suele ser
tolerante, acepta los errores, propone soluciones factibles sin ira, se
encuentra segura de sí misma y frena pacíficamente a las personas que les
atacan verbalmente.
El origen de las 2 fechas de la santa Cruz.
El 3 de mayo, se
celebraba la Invención de la Santa Cruz, que recordaba el hallazgo de la
verdadera Cruz, por Santa Elena, según la leyenda piadosa.
El 14 de septiembre se
recordaba la Exaltación de la Cruz, a partir de su recuperación de manos
musulmanas y su entrada triunfante en Jerusalén, en manos del emperador
Heraclio.
La Iglesia, en su
revisión del calendario fusionó ambas fiestas en la del 14 de septiembre, pero
sin eliminar la devoción de la fiesta de "la cruz de mayo", donde se
hallaba establecida y gozaba de tradición, adornando las cruces con flores u
otros signos.
Actualmente, más que al hecho histórico del hallazgo o la recuperación
de la cruz material, la fiesta hace, (con sus oraciones y lecturas) a la
necesidad del sacrificio redentor de Cristo, y no tanto a la cruz, como
instrumento.
Unos afirman que es un
símbolo maldito; otros que no hubo tal cruz, sino que era un palo; para muchos
el Cristo de la cruz es un Cristo impotente.
Para ellos la cruz es
símbolo de humillación, derrota y muerte. Pero piensan eso
porque ignoran el poder de Cristo para cambiar la humillación en exaltación, la
derrota en victoria, la muerte en vida y la cruz en camino hacia la luz.
Jesús, sabiendo el
rechazo que iba producir la predicación de la cruz, "comenzó a manifestar
a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho...ser matado y
resucitar al tercer día. Pedro le tomó aparte y se puso a reprenderle: '¡Lejos
de ti, Señor, de ningún modo te sucederá eso!' Pero Él dijo a Pedro: ¡Quítate
de mí vista, Satanás! ¡...porque tus pensamientos no son de Dios, sino de los
hombres!" (Mt 16, 21-23). La cruz es el símbolo del cristiano, que nos
enseña cuál es nuestra auténtica vocación como seres humanos. "Entonces
aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre" (Mt 24,30).
Algunas personas, para
confundirnos, nos preguntan: ¿Adorarías tú el cuchillo con que mataron a tu
padre?
¡Por supuesto que no! Y hay te van algunas
respuestas.
1º. Porque mi padre no
tiene poder para convertir un símbolo de derrota en símbolo de victoria; pero
Cristo sí tiene poder.
¿O tú no crees en el
poder de la sangre de Cristo?
Si la tierra que pisó
Jesús es Tierra Santa, con mayor razón la cruz bañada con la sangre de Cristo,
es Santa Cruz.
2º. Hay que aclarar
para que no confundan. No fue la cruz la que mató a Jesús sino nuestros
pecados.
Dice la Biblia. "Pero fue traspasado a
causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras
maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas
alcanzamos la salud.". (Is 53, 5).
¿Cómo puede ser la
cruz signo maldito, si nos cura y nos devuelve la paz?
3º. Pon mucha atención
en esto. La historia de Jesús no termina en la muerte. Cuando recordamos la
cruz de Cristo, nuestra fe y esperanza se centran en el resucitado. Por eso
para San Pablo la cruz era motivo de gloria: En cuanto a mí, de nada quiero
gloriarme sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Pues por medio de la
cruz de Cristo, el mundo ha muerto para mí y yo he muerto para el mundo.
(Gál 6, 14). De la cruz podemos
sacar varias enseñanzas. Con sus dos maderos, nos enseña quiénes somos y cuál
es nuestra dignidad: el madero horizontal nos muestra el sentido de nuestro
caminar, al que Jesucristo se ha unido haciéndose igual a nosotros en todo,
excepto en el pecado.
¡Somos hermanos del
Señor Jesús, hijos de un mismo Padre en el Espíritu! El madero que soportó los
brazos abiertos del Señor nos enseña a amar a nuestros hermanos como a nosotros
mismos. Y el madero vertical nos enseña cuál es nuestro destino eterno. No
tenemos morada acá en la tierra, caminamos hacia la vida eterna. Todos tenemos
un mismo origen: la Trinidad que nos ha creado por amor. Y un destino común: el
cielo, la vida eterna. La cruz nos enseña cuál es nuestra real identidad.
"Tanto amó Dios
al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que crea en Él no perezca
sino que tenga vida eterna". (Jn 3, 16). Pero ¿cómo lo entregó? ¿No fue
acaso en la cruz? La cruz es el recuerdo de tanto amor del Padre hacia nosotros
y del amor mayor de Cristo, quien dio la vida por sus amigos (Jn 15, 13).
La cruz es signo de
reconciliación con Dios, con nosotros
mismos,
con los humanos y con todo el orden de la creación.
La cruz es el símbolo
del cristiano, que nos enseña cuál es nuestra auténtica vocación como seres
humanos. "Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del
Hombre" (Mt 24,30).
Satanás el orgulloso y
soberbio odia la cruz porque Jesucristo, humilde y obediente, lo venció en ella
"humillándose a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de
cruz", y así transformo la cruz en victoria: "...por lo cual Dios le
ensalzó y le dio un nombre que está sobre todo nombre" (Flp 2, 8-9).
Compilado por P. Modesto Lule msp
padremodestomsp@gmail.com
Algunos señalan a los católicos como idólatras ya que según ellos tienen imágenes que utilizan para ir a Dios. La verdad es que desde los tiempos apostólicos, la Iglesia Católica ha enseñado que Cristo es el «único mediador entre Dios y los hombres», nunca ha dicho lo contrario.
Pero también hay que aceptar que Cristo concedió ciertos favores a sus apóstoles, a sus elegidos. Eso no se puede dudar y lo podemos comprobar si vamos directamente a la Biblia. Ojalá tengan la suya para poder comprobarlo. Y si no la tienen a la mano, ojalá apunten las citas bíblicas que vamos a dar para que lo corroboren.
Hay que señalar que la Iglesia presenta a personas que buscaron siempre cumplir con la voluntad de Dios y sus mandamientos, a ellos se dirige la Iglesia, porque reconocemos que a diferencia, de otros por sus obras y por la gracia de Dios están en un lugar muy especial, lugar donde incluso pueden presentar las oraciones que les dirigimos. Por ejemplo en Apocalipsis 5, 8, se nos presenta la función de los santos como intercesores a nuestro favor, la cita dice así: «Y en cuanto tomó el rollo, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se pusieron de rodillas delante del Cordero. Todos ellos tenían arpas, y llevaban copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo santo» Los veinticuatro ancianos representan las 12 tribus de Israel y los 12 apóstoles. Y si ellos presentan las oraciones del pueblo santo quiere decir entonces que también interceden por él.
Hay que remarcar esto varias veces ya que algunos vuelven nuevamente con sus cuestionamientos y dicen que tomamos a los santos como mediadores entre Dios Padre. Los santos no ejercen una mediación distinta de la de Cristo, sino que están asociados a su misma misión. Y vuelvo a remarcar que la iglesia católica en su doctrina señala que el único mediador entre Dios y su pueblo es Jesucristo.
Pero vayamos a la Biblia para aclarar más este punto ya que algunos pueden seguir de tercos diciendo que en todo momento Dios actúa directamente.
En los Hechos de los Apóstoles aparecen muchos casos en los cuales Dios no actúa directamente, sino por medio de sus siervos, los santos. Uno de ellos es el caso de Saulo de Tarso, quien recobró la vista por manos de Ananías, y no directamente por Cristo. En Hechos 9, 17 -18, dice: Ananías fue a la casa donde estaba Saulo. Al entrar, puso sus manos sobre él, y le dijo: —Hermano Saulo, el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, me ha mandado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo. Al momento cayeron de los ojos de Saulo una especie de escamas, y recobró la vista. Entonces se levantó y fue bautizado.
Por otra parte, el mismo libro de los hechos de los apóstoles reporta que muchos enfermos acudían a los apóstoles para lograr la salud; no se dirigían directamente a Dios, y no obstante recibían las gracias deseadas. El texto de Hechos de los apóstoles 5, 15-16, dice así: «Ysacaban a los enfermos a las calles, poniéndolos en camas y camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudía mucha gente trayendo enfermos y personas atormentadas por espíritus impuros; y todos eran sanados»
De todo esto se pueden sacar dos conclusiones. En primer lugar, Dios no tiene celos de sus siervos los santos. Al contrario, por medio de ellos recibe mayor gloria, porque resplandece su grandeza en la humildad de los que lo aman. En segundo lugar, la Iglesia es una familia. Y así como pedimos a nuestros amigos que recen por nosotros, con mayor razón lo podemos pedir a nuestros hermanos los santos, que gozan de la presencia de Dios.
Y sin querer fastidiar nuevamente remarco: La iglesia católica nunca ha enseñado a adorar a los santos sino a venerarlos, que es una especial admiración por lo que hicieron aquí en la tierra, y al saber que están ya en el Cielo pedimos que intercedan ante Dios por nosotros. Pero si a usted le da molestia hacer esto, no se preocupe, no acuda a los santos, recurra a Dios directamente, no hay ningún problema ni comete ningún pecado, ya que la Iglesia no obliga a recurrir a los santos en el Cielo. Como quiera, si usted es hermano separado, de seguro no acude a los santos pero si acude a su pastor o a su hermano en Cristo y le pide que ore por usted o por algún familiar y a eso también se le llama interceder y es lo mismo que enseña la Iglesia católica, sólo que nosotros se lo pedimos a quien tenemos la seguridad que ya está en el Cielo.
*******************************
En esta dirección puedes descargar el audio de este artículo: http://padremolleto.blogspot.mx/2013/05/es-antibiblico-ir-dios-por-medio-de-los.html
Hasta la próxima.
Si te gustan estos artículos te pido te registres para que puedan llegarte hasta tu correo el artículo en cuanto se publique alguno.
También te pido me ayudes a promover esta página.
Y para estar al tanto de lo que hacemos en este blog, como en el de los podcast, puedes seguirnos en facebook y twitter.
Gracias y que Dios te bendiga.
Por P. Modesto Lule msp
Son conocidas como malas palabras, groserías, palabras altisonantes, leperadas, vulgaridades, insultos y en algunos lugares como carnes. Son diferentes formas de dar a conocer aquella palabra que señala de manera despectiva un acto, persona o cosa. Con frecuencia la mala palabra se refiere a la sexualidad, a los progenitores, apariencia, discapacidades físicas o a las capacidades mentales de la persona.
Lo ofensivo también puede estar en la intensión, con esto no excuso a los que se amparan en la formula graciosa y se justifican con ella. Al decir intensión es en el concepto que se tiene en dicho lugar una palabra de uso común ya sea para un país, una cultura; incluso puede referir a un utensilio pero para otro país u otra cultura esa misma palabra es totalmente diferente, incluso contraria y antagónica y es tomada como vulgar, altisonante o insulto. Esto es muy común en los países de Latinoamérica que tienen un mismo idioma pero con sus muchas acepciones.
Las malas palabras no deben ser utilizadas de ninguna manera. Cierto es que muchas veces pueden salir cuando la persona se encuentra irritada y no tiene dominio de sí. Cuando esto sucede hay que dejar pasar el tiempo para que se calmen los ánimos y pedir perdón. Este tipo de palabras regularmente son pronunciadas por complejo o para llamar la atención. En cualquiera de los casos un cristiano nunca debe mencionarlas. Hace poco una persona me escribió contando que una persona de la Iglesia había dicho que él era de mente abierta y no era escrupulosa, por lo mismo pedía que los demás fueran de amplio criterio para no juzgarlo a la ligera, ya que el caso ameritaba decir esas palabrotas. No hay ningún caso que amerite decir, ni pensar palabrotas, porque somos hijos de Dios y debemos comportarnos como tal. La biblia dice: «El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón. Pues de lo que abunda en su corazón habla su boca.» (Lc. 6, 45)
Las groserías siempre se aprenden en un lugar y con un tipo de personas. Lo importante es ser sabio y buscar la forma de cambiar el ambiente para que el ambiente no te cambie.
«Los malos compañeros echan a perder las buenas costumbres.» (1 Cor. 15, 33).
A continuación quiero decir un discurso tomado literalmente de la Palabra de Dios. Alguien podrá decir, es que el padrecito ya no quiere que digamos malas palabras, pero no es que yo no quiera, Dios es quien nos lo señala en su Palabra. Las siguientes citas bíblicas son claras y sencillas.
«Ustedes deben portarse como corresponde al pueblo santo: ni siquiera hablen de la inmoralidad sexual ni de ninguna otra clase de impureza o de avaricia. No digan indecencias ni tonterías ni vulgaridades, porque estas cosas
no convienen; más bien alaben a Dios.» (Ef. 5, 3-4)
«Su conversación debe ser siempre agradable y de buen gusto, y deben saber también cómo contestar a cada uno.» (Col. 4, 6)
«No digan malas palabras, sino sólo palabras buenas que edifiquen la comunidad y traigan beneficios a quienes las escuchen.» (Ef. 4, 29)
«Pero ahora dejen todo eso: el enojo, la pasión, la maldad, los insultos y las palabras indecentes.» (Col. 3, 8)
«Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar, y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad.» (Ef. 4, 23-24)
«Y yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de cualquier palabra inútil que hayan pronunciado. Pues por tus propias palabras serás juzgado, y declarado inocente o culpable.» (Mt. 12, 36-37)
Como ya hemos visto y escuchado en la Palabra de Dios, encontramos corrección a nuestra manera desviada de actuar. Seamos coherentes y busquemos siempre actuar como hijos de Dios.
TERCER MANDAMIENTO
SANTIFICARÁS EL DÍA DEL SEÑOR
SANTIFICARÁS EL DÍA DEL SEÑOR
Por P. Modesto Lule msp
padremodestomsp@gmail.com
Twitter: @ModestoLule
Padre, no pude ir a misa como un mes y medio por que no tenia tiempo por muchas cosas de la escuela; casi ni dormía ni comía por terminar mis tareas, y pues me la pasaba también el fin de semana haciendo tareas. ¿Es necesario que me confiese por ese tiempo que no fui a misa? Gracias de antemano padre. Atentamente Rosa.
Me ha llegado este comentario a mi correo y quiero responder con este artículo ya que hay algunos que se confiesan por no ir a misa y otros no. Al parecer este tercer mandamiento de la ley de Dios ya no les dice nada a aquellos que no se confiesan de no ir a misa. Como recordarán en el primer artículo sobre los mandamientos hablamos del relativismo religioso, que es aquella forma de tomar la religión sin importancia. Pareciera que les es lo mismo ir a misa o no, comulgar o no comulgar, llegar temprano o llegar tarde, confesarse o no confesarse, hacer oración o no hacer. Todo eso les parece relativo, sin valor. Pero antes de seguir reflexionando sobre este mandamiento le contesto a Rosa por este mismo medio.
Estimada Rosa, cuando uno no cumple alguno de los mandamientos de la ley de Dios hay que corregir esa acción y confesar la falta. Tal vez tengas como excusa los estudios y trabajos escolares, pero eso no justifica que tú, como católica dejes de ir a misa. Mejor aun, deberías organizar tu tiempo y participar de misa y aprovechar los momentos de reflexión y meditación. La misa, además de que te conecta con Dios te trae beneficios espirituales que muy bien puedes aprovechar en tus estudios. La misa no dura mucho tiempo y bien podrías organizarte una hora a la semana para no dejar de participar. Espero que lo reflexiones, te confieses y te disciplines para que en el futuro no vuelvas a faltar.
La Iglesia en el catecismo y en el derecho canónico dice sobre la misa lo siguiente: Catecismo: No. 2192 ‘El domingo ha de observarse en toda la Iglesia como fiesta primordial de precepto. Derecho: Canon: 1246, 1 y 1247.). ‘El domingo y las demás fiestas de precepto, los fieles tienen obligación de participar en la misa’.
Si somos personas que decimos creer en Dios, creer en la religión católica, debemos apegarnos y cumplir con lo que nos dictan sus normas. La religión se rige por preceptos y normas que hay que cumplir por disciplina y por beneficio personal de cada uno. En la medida que uno corresponda a dichas normas se podrán obtener bienes espirituales necesarios para la vida. El participar del culto es obligatorio y en el caso de los católicos debemos de participar de misa los domingos que es el día en que resucitó Cristo Jesús. El precepto de oír Misa puede cumplirse el sábado por la tarde. Lo mismo en las vísperas de las demás fiestas de precepto.
Faltar también a este mandamiento es cuando se llega tarde a Misa. Si se llega tarde, la misa no vale. Quedan excusados de ir a Misa los que tienen algún impedimento ya sea una enfermedad que no permita salir de casa, un viaje que no te dé tiempo de oírla, el vivir lejos de la iglesia más cercana, una ocupación que no puede abandonarse y no tienen quien los sustituya. Pero para saber cuándo tenemos un motivo razonable que nos excuse de ir a Misa lo mejor es consultar con un sacerdote.
LAS DOS COSAS QUE NO SE DEBEN HACER AL MOMENTO DE COMULGAR.
Dos cosas que ignoramos del momento de la comunión.
Por P. Modesto Lule msp
padremodestomsp@gmail.com
Muchas veces algunos sacerdotes por querer hacer más cercano a Jesucristo Eucaristía cometen ciertos abusos en la liturgia Eucarística.
Ahora presentamos dos preguntas comunes sobre el momento de la comunión.
¿Se puede tomar el Cáliz, o pasar la comunión de mano en mano entre laicos?
Esto es lo que sucede regularmente en las bodas, cuando el sacerdote pasa con los esposos y les da el cáliz para que beban la Sangre de Cristo y uno al otro se pase el cáliz. Como hijos de la Iglesia debemos observar lo que dice y llevar a la práctica lo que nos indica en sus documentos. Ante esta pregunta recurrimos a la Instrucción: Redemptionis Sacramentum, que en su número 94 dice: “No está permitido que los fieles tomen la hostia consagrada ni el cáliz sagrado «por sí mismos, ni mucho menos que se lo pasen entre sí de mano en mano». En esta materia, además, debe suprimirse el abuso de que los esposos, en la Misa nupcial, se administren de modo recíproco la sagrada Comunión”. Con esta respuesta queda claro que no se debe hacer esto, muy a pesar de que se vea muy bonito que los esposos compartan la comunión entre si.
¿Puede un laico mojar por sí mismo la hostia en el cáliz?
Ante esta pregunta la misma instrucción señala en su número 104: “No se permita al comulgante mojar por sí mismo la hostia en el cáliz, ni recibir en la mano la hostia mojada. Por lo que se refiere a la hostia que se debe mojar, esta debe hacerse de materia válida y estar consagrada; está absolutamente prohibido el uso de pan no consagrado o de otra materia”. Es claro que no importa quien sea el que pase a comulgar si es un laico no debe mojar la hostia en la sangre de Cristo para comulgar. Dicha explicación a esta pregunta podemos deducir varias respuestas a otras cuestionantes. Primero que si al sacerdote se le acaban las hostias consagradas y aun le queda vino consagrado, NO debe mojar hostias NO consagradas en la Sangre de Cristo para darla a los fieles faltantes de comunión. Muchos sacerdotes lo ven como un recurso pastoral al ver que les ha quedado mucha gente sin comulgar en la celebración Eucarística. Otra respuesta es para aquellos que les gusta recibir la comunión en la mano. Algunos pueden poner el pretexto de la higiene para recibir la comunión de esa forma o porque así lo dijo su Obispo o por querer tener esa cercanía con Cristo y poder tomarlo en su mano. Algunos sacerdotes lo ven bien, otros no. Ante esto la Iglesia no se ha pronunciado a favor ni en contra de recibirla en la mano o directamente en la boca o de rodillas como lo hacen casi todos los que pasan con el Papa Benedicto XVI. Se deja más bien a disposición de lo que dicten los Obispos o en este caso a las normas que pueda presentar el sacerdote celebrante. Pero si la hostia es humedecida con la Sangre de Cristo NO se debe depositar en la mano del comulgante, y esto lo señala puntualmente el número 104 de la Instrucción: Redemptionis Sacramentum.
La Instrucción se sacó en el año 2004 y a pesar de que ya han pasado muchos años no se ha observado con detenimiento ni llevado a la práctica por algunos sacerdotes. Seguiremos pues escudriñando la Instrucción para dar respuesta a más preguntas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario